--Aquí no se va a construir nada.
--¿cómo?
--Nada se va a edificar en estos siglos.
--¿por qué razón?
--Allí donde ven ese jardín espontáneo y silvestre
emane un surtidor de aguas profundas, frescas y
nutrientes. Esas aguas derribarán cualquier estructura
que se levante en este lugar.
Todos miraron el sitio donde crecían los arbustos, helechos y flores. La mirada de aquellos rostros revelaba escepticismo, también sorpresa. Todos sabían que al pasar por el lugar, no existía jardín alguno. El supuesto vergel era un breñal con rocas. Lo habían visto, pero flores tan lucidas, amarillas y rojas y prolíferas, parecía prestidigitación de un momento. Todo ocurrió, según pensaron ellos, cuando la mujer señaló con su índice aquel área. Estaban seguros. En un momento específico, cinco de ellos tomaron conciencia de que eran impresionados bajo trance de efecto paranormal. Sólo uno de ellos veía a sus compañeros hablando y realizando gestos y ademanes sin que delante de ellos hubiese alguien que recibiera sus palabras. Este joven le posó las manos sobre los hombros de ellos, para auscultar qué les pasaba. El caudillo, quien era un fraile franciscano, le respondió que acababan de recibir un mandato de un ángel de Dios quien les refirió que vendrá otra persona a quien se le encomendará escoger el lugar exacto donde se erigirá el templo y alrededor crecerá el poblado. También indicó que en el jardín de geranios, rosas y margaritas, brotará un surtidor de aguas puras de manantial. El joven miraba hacia donde ellos veían el jardín, pero no lo descubría y sólo divisaba una planta de margaritas blancas de corolas amarillas. El fraile continuó su explicación aduciendo, que además la mítica dama auguró que aquel lugar se llamaría la Rambla y el manantial se nombraría, el pozo de Santa Rosa. Profetizó que vendría una época de prosperidad y beneficio espiritual para el poblado. Cuando el fraile se expresaba afirmando que la bella deidad, desapareció exhibiendo una aureola de luz verde. Quedó en el aire el círculo verde encendido, aún cuando la fémina figura se deshizo como una ninfa. El halo de luz verde voló suavemente sobre mágico vergel. El joven que permanecía en la dimensión de la realidad, pudo ver el jardín y la aureola esmeralda flotando sobre él. Entonces, comenzaron a escuchar un sonido de ebullición y un leve estallido en medio del jardín. Al momento, vieron elevarse con fuerza, aquel chorro propulsado por energía natural convertido en un surtidor de aguas plateadas y espumosas, que al caer, les empapó sus cabellos y rostros, sintiéndose al momento curados de cuantos achaques padecían.
Cuentan que en las noches de las cabañuelas, se ve flotar hacia el pozo de Santa Rosa, una aureola de luz verde.
Buena fantasía, pues la realidad es explicada en detalle en varios escritos y documentos españoles sobre la fundación de Lares y el desarrollo de la parroquia.
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