viernes, 6 de enero de 2012

Tejas--Tuile

Y ahora caen en mis ojos, 
a través de los cristales de las ventanas
las rojizas tejas de las viejas techumbres,
de aquel barrio de casas pedreras apiñadas.
Veo en el aire la urdimbre terroza,
de un mar de aguas ondeantes
teñidas de sangre rancia.
Lo imbricado se suelta
Ahora, en la distancia
aparecen unas y otras
separadas y flotantes.
Y así junto a las ramas del árbol,
una sola teja vuela
con su rojo broncíneo
que el sol extenuado va apagando.
Entre el espacio se ve un poco de cielo
y, detrás de algunas nubes
surgen encendidas tejas,
que anuncian crepúsculos paisajistas.

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