lunes, 27 de febrero de 2012

Sueñas

Tu vaporoso sueño
sale susurrando
como escape del alma,
sobre las guedejas de la bruma.
La niebla atada al mar
como mandil de mucama,
es un cielo soluble,
con sutiles gases nácar
donde tu te suspendes
florecida de azules gotas.

Jadeos del mar

Unas cestas gigantescas
a los extremos de la playa
instaladas,
voltean semillas a través
de las horas nocturnas.
Tendidos en el pulcro lecho,
con cada aliento del mar,
escuchamos el estruendo
de las semillas en el vuelco,
como los batanes de don Quijote.
El viento de todos los velámenes
entra seductor a la alcoba
y, enarbola tus breves lienzos
con la lujuria de su acezo.

Amores de pelícanos

Los pelícanos son aves tiernas:
se atisba su delicadeza
como se descubre el pálpito
de los senos de una mujer.
Son una mole sobre la llanura
 de un espacio celeste.
Cuando aletearon frente a tus ojos,
salpicándote con granizos de sal,
llevaron tu sobresalto al mar,
te imprimieron un romance de capitán.

Llega un bote al mar

Lo llevaban sobre el metálico arrastre
al que acercaban hasta que las ruedas
se sumergían en las azules aguas.
el bote tocaba el mar con la quilla.
Unos hombres lo empujaban
como a una terca res.
Mirabas, atenta, la embarcación :
se me figuró un hecho de antiguedad,
César el indómito jovenzuelo romano,
conducido como reén
de corsarios del mediterráneo.
E insólito, amenazaba con la horca
a los atrevidos piratas.
Una espada de luz
destelló solitaria en algún fierro,
los dos coincidimos en rescatarla.
Éramos luces de la misma hueste.

domingo, 26 de febrero de 2012

Estrellas, sombras y peces

      " El universo de esta noche tiene la vastedad del olvido y la precisión de la fiebre ".
                                     (J. L. Borge)

En la noche ardían los fósforos
encendidos sobre las frescas cadencias marinas.
El rumor de los peces rasgando
las aguas. El viento del mar
apagaba las lumbres.
Un tótem de cráneo desnudo
ataba a su cuello
la pita de un bote en reposo.
Lanzaste los zarcillos al mar :
uno a uno, para asustar ondinas
que auxiliaban los remos
sigilosos del pescador en las sombras.
Entre tanto pensabas,
que un hombre cruza abismos
y viene del mundo.

Reflexión del poemario sobre el mar

El elemento poético es el valor más eterno que registra la literatura. Las ideas pueden mover a la segregación, pueden causar gesto de incredulidad y, pueden estimular el rencor, aunque pueden, también, exhibir manifestaciones de adhesión. Pero el soplo poético, une y abraza a todos dentro de un aire grato, dentro de una atmósfera vital. Eterniza la creación. Muchas ideas que virtuosos intelectos expresaron en la palabra escrita, el tiempo estampó en ellas su pátina y hoy lucen decrépitas frente a otras de renovadas perspectivas. Pero por ejemplo, el hálito poético de la Ilíada creada diez siglos antes de Cristo, sigue emocionando y apresando a los espíritus en el mismo redil, con la concurrencia de la satisfacción del estro.

Playa de Aguadilla

Las aguas verdes
quemadas de sol,
los escasos árboles
que veías, con ojos alegres.
El tapiz de arena,
corcho del océano.
Como la sombra de un pájaro,
estuvo allí la convergencia nuestra
y el goce tropical.

Diurno

Tus manos cálidas aún
por las faenas hogareñas,
transferían a las mías ardores de cocina.
La gente conversaban inmersos en el mar.
Nosotros con sales y sol sobre las frentes
caminábamos.
Hablábamos
sellando
fugases besos,
fundidos en lumbres
mientras los pies palpaban el polvo de oro
que corona la playa.

                      ( DE Caminos de playas, poemario sobre el mar.)

Ablución en verano

Eran pelícanos y gaviotas
bañándose en las aguas marinas.
Les agobiaba el fuego del verano..
Tú, deslumbrada por el juego de las aves,
pensaste en la paz y la violencia.
El vuelo nítido, terso, ingrávido,
suelto y técnicamente trazado,
donde los pájaros pescadores
tragaban el aire
y hurgaban el mar.
En tus ojos se encendían luces
de contraste-- la agresión y la ternura.
Tu inquietud, hurgón que atizaba
la idea de lo inconmensurable
sobre olas y pájaros.

Pueblo tocado

Caminos de playas --- Poemario.

Dedico este poemario a un matrimonio ejemplar. Blanca Miranda de Soriano y Mario Soriano,seres trascendentales a quienes quiero, admiro y respeto inconmensurablemente.

Este pueblo que toco
se llama Aguadilla.
Tiene dos faroles
y un pescador de bronce
con red raída.
Sobre este pueblo
se funde milenariamente
las aleaciones del hade :
(" Hija del sol trigueño de Aguadilla " ).
Por la parte del penacho,
los ladrillos y calzadas,
brotan niños y mujeres preñadas.

sábado, 25 de febrero de 2012

Torrenciales

              " Al día siguiente de concluido el trabajo, empezó la lluvia, un día y otro día sin
                parar ". ( Leyenda piaroa sobre el Diluvio ).

Casi siempre ocurre de medio día abajo. Cuando aún la tarde es vigorosa y el cielo se mora como un caimito. Así como se oscureció el Gólgota la tarde después del homicidio de Jesús.
La oscuridad llega a ser tan amenazadora que nos recuerda las noches álgidas en que la luz eléctrica es cortada, y el pueblo se envuelve en una dulce sombra silenciosa, que hace aflorar las estrellas como si no hubiesen estado allí. Al comienzo de la tarde, después que el cielo tiñe las nubes de negro, empiezan a caer las lluvias con una firmeza que espanta. Al cabo de dos horas de copiosa lluvias, el pueblo ha quedado fustigado, pero aún continúa bajo el flagelo del impresionante aguacero. Las quebradas crecen
abundantemente, las aguas ocre salen del cauce, arramblan las márgenes, se escucha el desplome de árboles viejos y matas de guineos. Los deslizamientos de terrenos hacen brotar las entrañas rojizas. El pueblo no se inunda, sus sinuosidades se lo impiden. todavía a las siete de la noche llueve, pero con poca intensidad. los lareños saben que la noche transcurrirá con lluvia y viento. En algún hogar se toma el café nocturno. luego se va a la cama para el viaje somnolento y los sueños agradables. El tamborileo de la lluvia sobre zinc o el tejado provocan el sueño de que los esquejes han florecido y que se les han caído los cuernos a las vacas viejas.

viernes, 24 de febrero de 2012

El norte de los gandures

                           " Toda la lluvia un junco parece " ( Vicente Aleixandre, La lluvia ).

Por noviembre comienzan los aires helados. Junto con una aurora gris aparece la lluvia fina y menuda. La mañana emerge lenta y fría, la luz es oscura y no logra filtrar sus claridades entre los estratos de nubes. Lares se moja con las aguas tenues y suaves, que en forma sesgada envuelve el antiguo templo, las montañas, alcores y altozanos. Va cayendo intermitentemente sobre el poblado y más allá, se ven los cercanos campos que la reciben de vez en vez, envueltos en plomizo calígine. Estas lloviznas esporádicas, de presencia huidiza confirman un día de humedad donde el sol no ha de pacer. Se puede mirar el pueblo abrumado por las finas cañas de lluvias y evocar un lejano Día de Reyes, aquella ansiedad por estrenar el juguete en la calle y el mal tiempo lo impedía. Al otro día la escuela arruinaba nuestros impulsos lúdicos. Alguien se asoma a los cristales de un ventanal y dice a su mujer mirando la nubosidad y las frías ráfagas y pensando que no tiene auto, " Hoy se nos moja el pan".

Bajo esta ventisca tropical los ruiseñores cantan en un tono menor y sus gorjeos son tristes   y apagados.

jueves, 23 de febrero de 2012

Lluvia con sol

"La lluvia entraría por tus ojos abiertos ". ( Pablo Neruda ).

"El rocío celestial de una llovizna,
mata a un héroe y a una flor del campo alienta". ( José de Diego, Cantos de rebeldía ).

Es hora del cenit. La claridad es deslumbrante. El cielo argentado arrebuja de luz la bóveda celeste. Toda la pequeña ciudad emerge en la transparencia y las calles arden en una lámina de cristal etéreo. Hoy las voces juegan en el aire y caen al oído como canicas en losetas. Los fulgores rielan en las hojas, reverberan en paredes e impregnan de estaño las fachadas de las casas. La arboleda : los almendros, bruscales, tulipanes, robles, guabas, cafetos y, la demás vegetación que circunscribe al pueblo, guayabos, panapén, palmeras y árboles frutales, el sol prestidigitador escondió sus verdes y las frondas asoman anaranjadas y plateadas.

De súbito, asalta sorpresivamente un chubasco colado entre la luz dorada del medio día, en pleno calor de la canícula, que azota los cristales de los autos, trepida sobre el techado de zinc, empapa la vestimenta de los transeúntes y anega los ojos de los niños. Se escucha a alguien decir :" el diablo y la diabla bailando".

Rápidamente desaparece la lluvia impertinente y la transparencia continúa su hegemonía.

Los aguaceros

"Aguacero pasajero
¿Por qué mojás mi sombrero ?
A ti no te cuesta nada,
a mí me cuesta dinero."

                 ( Canto popular pampero, Argentina).

"Restalló otro relámpago, el trueno desgajó pedazos de oscuro cielo ".
                  ( Juan Bosch, Dos pesos de agua ).

El cielo se ha transfigurado. La mañana fue caliente, radiante; pero a la una de la tarde, el firmamento toma una impresión procelosa. Las nubes se espesan de oscuridad. La temperatura baja y se ven volar en círculos, sobre el pueblo escasas golondrinas. Se puede escuchar una frase genérica : qué "jundimiento ". O quizás alguna expresión jocosa :
" hasta que los pollitos escarben el cielo con el pico ". Se ha hecho ya cerca de las tres de la tarde. El cielo tan ceñudamente negro escenifica una noche en la tarde. Nadie se aventura a ciertas tareas a la intemperie : pintar, empañetar, salir a realizar deportes. Las mujeres apresuradas recogen las ropas. Un solo relámpago raya el espacio y deja un trueno desgranado, dando tumbos fragmentariamente, haciéndose cada vez más débil, como coces de cabrita sin cuerno sobre el trasero de un niño.

Entonces alguien se percata, a eso de las cuatro de la tarde, que unas finas y leves lloviznas no logran mojar sus cabellos, tampoco humedecen sus blusas. Las calles se tornan un poco resbaladizas, pero secan y la tarde vuelve a emerger con un crepúsculo púrpura y violeta.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Las quebradas

" Físicamente el entorno geográfico que determina, con precisión, al pueblo de Lares que separa o une las tierras pulpas de barro. De las pedregosas sembradas de mogotes de piedra caliza, que suben hasta las crestas de la cordillera central, que se escurren hasta las llanuras de la costa norte. El río Guajataca separa un mundo del otro. Las quebradas de Los Muertos, la Sin Nombre, la de Santa Rosa, que más abajo se convierte en la del Anón, terminan de rodear el lugar preciso del planeta donde está el aquí del pueblo de Lares". ( Luis Garrastegui, Pecado de Omisión ).

" Las florecillas de los campos se descollaban y erguían y, los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre las blancas y pardas guijas, iban a dar tributos a los ríos que los esperaban. La tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena ".
( Cervantes, Don Quijote, tomo 11, Cap. XXXV ).

De Cervantes a Garrastegui no va mucho trecho, porque el arte es como el amor, nos ofrece momentos felices aunque los pinceles estampen diferentes trazos.

Entre la humedad, el frescor, lianas, ramajes suspendidos, la espesura de la vegetación y la soledad, discurren sus aguas rumorosas. Afuera, la algarabía, los signos del carnaval, el torbellino de los autos. Adentro, la pubis del boscaje, la intimidad del monte, los chofos de la aldea. Hay un pájaro que piensa y, no es búho,vigilante sobre una toba oscura, pescador por instinto, por estos pagos le llaman Martinete. Asecha con la vista y, su canto es la sugerencia de un graznar. Es el individuo solapado y callado de las quebradas.La paz y los trinos, la paz y las sombras. Al paso de las aguas de la quebrada, la hojarasca le tiende alfombra. -- La Yumbra del poeta lareño está presente, Samuel Lugo ya también, en el silencio de los estratos umbrosos. La plática de las corrientes con las negras piedras, los verdes helechos siempre asintiendo a los chismes de las somníferas aguas. El helado rocío se desvanece cuando el sol filtra los ramajes y la pedrería preciosa sobre los cáliz de las hojas de malangas y de yautías resplandecen en fulgores cromáticos. El yagrumo lanza sus hojas, por un lado de plata y, por otro morada, sobre las humildes aguas desnudas para fingir la parra de sus verguenzas. Allí se desagua el pueblo por la hendija del himen de liquen y musgos. Aquí canta el coquí sus agudos de Mozart. Pero estas aguas que el cafeto aroma entre frondas, a las que De Diego, también aromara con Las Pomarrosas :
"Nacen las pomarrosas
pálidas, escondidas, aromosas,
lejos del sol, como los versos míos."
________________________
"Cantan las aguas sus claras sonatas,
si por los valles cruzando van
y arrullan quejas más leves y gratas,
del hondo bosque por la honda paz."

En la penumbra de la tarde a orilla de la quebrada, mujeres becquerianas de cabellos de oro y jóvenes de estirpe de aborigen, de cabellos nochescos, de rocío crespuscular peinan sus hermosas cabezas. Hay ciertas quebradas que sufren círculos dantescos : herida está la vista, mancillado el lecho. Escombros de fierros oxidados cortan como proas encalladas unas corriente agonizante. Un niño pudiera decir en una trasferencia de ejercicio escolar : las gomas, latas, cristales, tubos, alambres, plásticos... no son de ahí.

martes, 21 de febrero de 2012

El caserío

Estampa  lareña.

Otilio introducía la correa entre las tirillas de su pantalón. No llevaba camisa, sobre el hombro izquierdo cruzaba una toalla amarilla. Con la mano derecha sujetaba un cacharro con agua fresca para hacer gárgaras. expulsaba los sorbos sobre la grama silvestre.Tenía el sombrero puesto y un rayo sol tempranero le encendía un diente de oro.

La muchachería ya poblaba las angostas aceras del interior de la comunidad. Algunos se les veía una funda donde llevaban el pan y leche para el desayuno. Comenzaban a estallar los automóviles cubiertos del cristalino rocío de la madrugada. Ya se encendían los radios que resonaban por los alrededores. Desde las casas de cemento, erigidas después del gran fuego, se cruzaban piezas musicales que procedían de distintos hogares y de distintas emisoras. Un hombre corpulento, desnudo de cintura hacia arriba, se afeitaba sin espejo, caminando de arriba a abajo.Se alejaba del predio de su casa. Pasándose el rastrillo con poca lavaza y estirando la piel de su cara, mientras caminaba y se metía en la sala de otra casa. Se oía su risa y el cruce de conversación en medio de una sala ajena. Salía de allí rasurándose y visitaba otra familia dando rasuradas y tanteando su cara. Decía algún chiste o contaba una ligera anécdota,se oían risas. sin concluir la afeitada aceptaba una taza de café negro.

Debajo de unos árboles robustos, al costado de una cancha, un grupo de hombres revisaban una papeleta hípica. Ya algunas mujeres aprovechaban para lavar ropa que luego tendían allí donde la tendedera mancillaba la fachada de la casa.

Unas mujeres reclinadas del balcón de aquellas edificaciones de dos plantas, conversaban con las de abajo. __ Sí, esa tipa llega por madrugada : un carrito azul la deja allá en la carretera, el marido mío la ha visto. Yo creo que está preñá.

Por la calle se ven bajando unos niños con uniformes de baloncesto y un joven que los conduce. Recostado de un poste de la luz eléctrica, pelafustán con los brazos y piernas florecidos de tatuajes, con una cadena de oro de eslabones grandes, frota una pipa de bambú mientras ve llegar un auto público a recoger dos estudiantes de ingeniería.

lunes, 20 de febrero de 2012

Los pinos de Nanín

De mi libro de estampas lareñas :" Flauta de bambú "

"La poesía tiene comunicación secreta con los sufrimientos del hombre. Hay que oír a los poetas. Es una lección de la historia " (Pablo Neruda, Para nacer he nacido, p. 186, Seix Barral, 1977).

En Lares crecieron unos árboles verdes. En tanto tomaron altura enviaron las sombras sobre acera y calle. Son los pinos de Nanín. A veces, la sombra se deshoja y corre con las miradas de las gentes a donde ellos la llevan. Estos pinos gigantes son frondas peregrinas entre follajes criollos.

Cuando el sol de occidente les alcanza, se distinguen entre sus ramas lanudas, decenas de búhos marrones. El crepúsculo con sus matices de lava encendida y violeta cristalino, pone búhos de arcilla asomados en la espesura de sus ramas. Búhos que con el viento caen  estáticos e inertes al suelo convertidos en piñas de párpados duros como hojas de caracoles oscuros.

Ellos anuncian al caminante, los ligeros fríos otoñales. Al paso de las lluvias menudas se sacuden los diminutos diamantes que se precipitan al césped en gotas desvanecidas.

Los elevados tallos perforan la atmósfera y asperjan con su característico perfume de pino e incienso al dormido pueblo de Lares.

Hay noches de verano que la luna se queda a dormir entre la maraña verde de los pinos. En los cristales de la casa se mueve una luz redonda sobre una ala de sombra arbolezca.

Nota: A los pinos de Nanín, un desarrollador le dio muerte ingrata para añadir tres tristes pies a una fea carretera.

domingo, 19 de febrero de 2012

Un diamante y una estrella

Estampa

El hombre puede tender la mano y alcanzar un diamante, pero no puede estirar el índice y tocar una estrella. El hombre puede arrobarse con el esplendor del lucero, pero no debe dormirse por el destello del diamante. Puede el hombre, ostentar la piedra preciosa sin embargo, no puede lucir en su frente el astro encendido. El ser humano desde la oscuridad del carbón, puede trabajar con esmero y como por birlibirloque hacer emerger el diamante lucerino; pero aún, bajo el cielo esplendente de un día despejado, en su escudriñar fervoroso, no puede descubrir una estrella. Puede el hombre vestirse de atributos portentosos, si exhibe sobre su atuendo un deslumbrante diamante y, puede por ello, ser objeto de envidia o de admiración, en todo caso se individualiza, se personaliza. Empero la noche extasiada con un vestuario de luces incandescentes, que palpitan su esplendor de azules delicados, regala la eclosión de su belleza como ofrenda de caridad.

viernes, 17 de febrero de 2012

Poema

Turbio té
Lo mismo tete - á- tete.
Lo mismo accompagner.
Una taza china
coronada de grácil
humo cálido,
de volcánica infusión.
Nos alienta o al libro
o al tálamo.

viernes, 10 de febrero de 2012

A pocos pasos del bullicio

"La experiencia de un hombre no es nada si no es compartida". (Charles Peirce)


Pienso que uno se fija en algunos objetivos alrededor de lugares por donde vamos.Pienso que los escritores ya han tomado esencias de ello y, crearon reflexiones anteriores a las que pueda, uno elaborar. De todos nodos, no me arredra esta observación.

Mientras esperaba la salida de mi esposa del supermercado, volqué un carrito de acarreo, me senté sobre él a contemplar el arroyo que bordea al edificio.
Las aguas pasaban rumorando tenuemente. habría que acercarse a su lecho para descubrir los tonos bajos de aquella melodía clásica. Se establecía un contraste tan marcado entre el mundo de los ruidos, del ajetreo de los automóviles y muchedumbre, a unos pasos del margen del arroyo, que era mágica la distinción entre los dos ámbitos atmosféricos. Transformando en quietud la percepción de la sinfonía acuífera. El viento, para esta época de invierno tropical, era constante y ondulaba cn delicadeza. Cuando soplaba a intervalos, hacía de oboe. Mientras tanto, las aguas corrían y estallaban contra las negras piedras que asomaban la testa a lo largo del cauce. Las bambúas, tristes, verdes y amarillas, aportaban un sonido de clave madedero t, las aguas rumoraban imitándose a sí mismas, en el viaje hacia la lejana costa. Dolía en el fondo del alma, el acoso de los imprudentes objetos que cansaban su jornada de compromieso ecológico.
Pero la sinfonía continuaba impertérrita en su imperturbable quehacer de torrente.

A las tres de la tarde todos los ríos comienzan un descanso y siestean. La sinfonía de notas gotereantes, de violines fluviales, apagan su musical aliento y se disponen a una opacidad y tenuidad en el solfeo de sombras, silencio y soledad. Después, a la hora de los maitines, con la llegada del alba, reanudan las aguas de los ríos, arroyos y quebradas sus fuerzas y velocidad la ruta perenne, tocando con voz propia e instrumentos auxiliadores la sinfonía infinita de : " Viaje hasta la mar".

jueves, 9 de febrero de 2012

Bécquer, Romeo y Julieta y, el Amor como Sostén de Vida

Presento este trabajo en honor del amor y la amistad.

Parecería una perogrullada afirmar que el amor es sostén de vida, sino fuera porque la gran tragedia socio-psíquica del hombre es la obviedad de esta base. En consecuencia la destrucción de cierta felicidad. Nos encaminamos a demostrar que en Romeo y Julieta, siglo XVI y Bécquer-- siglo XIX, el amor realiza la jornada de apuntalar la vida, de sostenerla, de construirla, de estimularla. Además intentamos descubrir otras manifestaciones amorosas que inciden en la vida de estos seres extraordinarios.
La tristeza es una característica propia del romántico,un rasgo matizador del romanticismo.
No encontré melancolía en la relación pasional entre Romeo y Julieta. Allí donde pudo manifestarse en realidad, se descubre una pasión encendida. La distancia física como impedimento amoroso, aumenta la fuerza de su amor. Ante la imposibilidad de la convivencia matrimonial, no entristecen, sino que enardecen sus ímpetus y están pronto a cometer actos hiperbólicos, si éstos abrieran el camino a la unión y felicidad.
Por ello Julieta es capaz de enterrarse viva :

"Desnuda y amarilla calavera
hacedme entrar en la reciente fosa."

No hay asomo de tristeza ni aunque una inminente situación adversa, impidiera su realización amorosa. Ante posibilidad tan aciaga no entristece, sino que encoleriza y es capaz, para impedirlo, de fijar fin a su vida :

"Decidme que me arroje, padre mío.
De las altas almenas de esa torre."

En cambio en Bécquer, la tristeza es refugio amoroso :

"Mas tengo en mi tristeza una alegría.
Sé que aún me quedan lágrimas !"

Allí donde Bécquer demuestra melancolía :

"Yo suspiro en la onda pura
y lloro en la hoja seca."

Julieta exhibe ansiedad, impaciencia :

" Y aún por eso cupido tiene alas..."

Frente a una espera Julieta se inquieta, desespera :

"Tres horas van y ausente todavía,
si ella tuviera amor y joven sangre
caminara veloz como saeta,
a mi amor mis palabras lo impulsaran
y las suyas a mí. pero los viejos,
cadáveres parecen, insensibles,
graves, torpes, pesados como plomo. "

Julieta busca afanosa el amor, pero no se entristece, agita su corazón, impulsa su objetivo,se desplaza en sigilosa carrera rumbo a fray Lorenzo o en destemplada oposición frente a su padre firme y empeñado. Ella tiene conciencia de que éste es un mundo lecho de la materialización del amor. Por eso no eleva su mirada hacia una pálida luna, sino que accede al casamiento furtivo con su amado Romeo.

Bécquer, en una intención platónica envía a la naturaleza como símbolo de su humanidad para que rodee a su amada.

"...oculto entre las verdes hojas
suspiro yo.
...entre las sombras que te cercan
te llamo yo.
aunque invisible, al lado tuyo
respiro yo. "

La experiencia amorosa en Gustavo Adolfo Bécquer, arranca mustiedad :

"Pero fue lo peor de aquella historia
que al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas,
Y a mí sólo lágrimas! "

Bécquer concibe el amor como un canto a la belleza. La estética es para él un don supremo, pero también es el equilibrio de la vida. En muchas ocasiones vemos el amor unido a la belleza. No que una sea consecuencia de la otra, sino el amor nutriéndose para su sostén de su alrededor estético :

"Tu pupila es azul, cuando ríes,
... el mar se refleja. "

Amor y Belleza

Si en Bécquer la estética lo lanza a la inconformidad dentro del mundo que lo rodea y, lo impele a crear un universo sobrenatural donde alcanzar la plenitud de una belleza angelical , que pueda sosegar su abrupta agitación anímica; en Romeo es precisamente la belleza, la que inicia el principio de una vida amorosa que para mantenerla sucumbe en la tragedia que disuelve sus vidas.
La belleza entraña amor, la belleza es parte de la vida misma. No es la estética, un elemento auxiliar secundario, es en realidad, un constitutivo de la vida; no es un elemento de ornato, sobrepasa a la impresión, el pensamiento y hasta la razón; es decir, se convierte en fichas de la vida, Julieta así lo comprende :

"El pensamiento, en realidades rico
y no en palabras, en su esencia goza
y no en su ornato."

En Bécquer, la búsqueda de lo imposible por la insatisfacción entre el mundo de la realidad, se evidencia en preferir a una mujer cuya belleza es ideal, incorpórea, que no responde a la cordura, sino a la demencia que no responde a lo probable, sino a lo imposible, que vemos defilar frente a él las alternativas tangibles del mundo fenomenal y las rechaza porque experiencias precedentes de una dimensión real, han debilitado su confianza en lo inmediato, en lo razonable.
En ocasiones, esa  belleza ha traído consigo unas heridas, unos golpes casi mortales. Bécquer quiere salvar el amor para con él redimir las posibilidades de su vida. Esa búsqueda de la belleza es tenazmente selectiva, tanto, que lo lleva a caer inmerso en la fantasía. Se inclina por la idea, por lo etéreo y estará plenamente sojuzgado a sus anhelos que es parte de su propio ser, producto de la imaginación y por lo tanto, dúctil y sometido a sus designios.

"Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible,
no puedo amarte. Oh, ven, ven tú !

Su constante tentativa en la búsqueda de la belleza y el amor más allá de lo sensorial. La inconformidad con el mundo, su evasión, un amor de virtudes sobrehumanas.

"Tras una sombra, tras la hija ardiente
de una ilusión.
Tú sombra aérea, que cuántas veces
voy a tocarte, te desvaneces."

Romeo también es obsesionado por la belleza y tras ésta descubre el amor. La belleza de Julieta es legendaria. tan sólo catorce años y oscurece las famosas beldades de la antiguedad : "Cleopatra, una gitana." y otras beldades literarias y legendarias : "Laura es una fregona, Elena y Hera, busconas; Tisbe igual a las otras."

En el momento en que nos topamos con Romeo, éste anda solitario y envuelto en una dulce vaguedad sentimental porque es atraído por Rosalía. Pero en el instante en que ve a Julieta, queda deslumbrado por su belleza y desde este momento olvida a Rosalía.

"Averguenza a la luz su faz radiante,
y contrasta la noche con su brillo
cual contrasta el espléndido diamante
que ostenta el etiope en su zarcillo.
Tanta gloria la tierra no merece,
ni quien tanta beldad para sí toma
si entre las otras damas aparece
cual entre grajos cándida paloma
cesado el baile llegaré a su puesto,
y mi mano estrechar su mano espera :
¿Amé jamás ? Mis ojos niegan esto,
que hoy sólo ven belleza verdadera."

En Romeo, la belleza es umbral del amor. Luego, amor y belleza en una misma fuerza.

De los exiguos momentos alegres en Bécquer, el amor y la belleza logran el milagro:

"Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol.
hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...
Hoy creo en Dios!"

Está alegre, es feliz, siente el palpitar de la vida, se nos presenta optimista porque fue irradiado por la belleza y el amor.
El amor y la belleza operan en el hombre un ímpetu peregrino : la pasión de destruir la distancia que media entre el ser que se es y el otro que se ama. no sentirlo ya fuera de nosotros ni que tengamos que ir hacia ese amor. Lo que se espera es una eclosión amorosa  capaz de resultar en una metamorfosis, una fusión; el ser amado encarnado en uno mismo. Romeo decía que Julieta lo había afeminado. A Fray Lorenzo le expresa que estuviera conforme con el destierro si el destierro lo convirtiera en Julieta.

En Bécquer se encuentra esta tentativa : " Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú piensas, hablar lo que tú hablas, sentir lo que tú sientes, penetrar, por último en ese misterioso santuario en donde, a veces se refugia tu alma y cuyo umbral no puede traspasar la mía. " ( Bécquer, Obras Completas; p. 664 )
Es el nimio intento del infante de meses, que todo objeto lo lleva a la boca. Es decir, lo que nos agrada queremos convertirlo en parte de nosotros mismos. Bécquer le decía a su amada en una de las Cartas Literarias : "¿ Quieres saber lo que es el amor? Recógete dentro de ti misma, y si es verdad que lo abrigas en tu alma, siéntelo y lo comprenderás, pero no me lo preguntes". En otras palabras, intérnalo, hazlo carne propia en conjunción de espíritu y materia para que se cumpla el ciclo del amor.

Sin dudas que el ciclo del amor es la gran esfera de que hablaba Cortázar, en relación a sus cuentos y, que es aplicable a la experiencia sentimental amorosa. Primero el señuelo de la belleza nos aprehende, casi simultáneamente comienza a manifestarse la inquietud de amor. Ya en la dulce hondura del intercambio de simpatías en que se entrelazan convergencias de actitudes afines, vamos en la experiencia romántica penetrando mutuamente en nuestras convivencias  amorosas. Aportamos unos elementos caracterizadores atrayentes y matizados en los sentimientos que se hacen nuestros cuando son ajenos. Al final es un mismo ser injertado por un proceso de osmosis amorosa. entonces el amor ha cumplido la esfera.

La fuerza del amor

En el proceso de la esfera o bordeando el ciclo del amor, se encontraban Romeo y Julieta.
Hay casos en que lo veloz de este proceso lo determina la correspondencia de afinidades espirituales en ambos. Parece que en Romeo y Julieta este campo de convergencias era muy fuerte. En ambos las sensaciones fueron estrechas, cohesivas. Romeo es ensimismado  por Julieta y de inmediato se siente confinado en su amor :

"¿Capuleto ella es? Suerte funesta !
Mi vida deuda es ya de mi enemigo.

En Julieta ocurre lo mismo; una fuerza la envuelve con su atractivo premonitorio :

"Amor de mi odio único nacido,
hasta pronto te vi sin conocerte.
Y tarde por demás te he conocido.
Aborto de mi amor, quiere mi suerte
que dé mi amor a un ser aborrecido.
Si es casado, será, se me figura,
mi tálamo nupcial y mi sepultura.

Un dato muy relevante que alza a nivel superlativo la pasión de ambos jóvenes Romeo y Julieta, es la iniciación de un acuerdo amoroso y la ruptura de una actitud consuetudinaria de una aversión ancestral entre dos familias poderosas : los Capuletos y los Montescos. De ahí la expresión Julieta: "Que dé mi amor a un ser aborrecido". Es sin duda, el obstáculo más difícil para estos enamorados. Sin embargo, el amor es acicate y estimula a encaminar  su pasión, es fuerza que desata atrevimientos : Romeo salta la tapia del jardín de los Capuletos,  así como Calixto  saltó las tapias del jardín de la casa de Melibea para concretizar sus pasiones.

Pero esta fuerza del amor es torrente que arrastra, no sólo a osadías sino a doblegar el orgullo, a desechar rencores de siglos, de generaciones para ofrecer la amistad a quien la desprecia o la combate con calor beligerante.

"Teobaldo, los motivos que me inducen
a quererte, la rabia disimular...
No te ofendí jamás. Yo te lo juro;
al contrario, te aprecio como nunca
podrás imaginar, hasta que sepas
de mi cariño la razón. por tanto.
Buen capuleo, nombre que venero
cual el que llevo yo,queda mi amigo."

Evidentemente el amor a Julieta lleva a Romeo a asumir esta actitud tan encomiable. Ni Teobaldo ni Mercicio, paje de Romeo entienden esta posición. Pero el móvil de este acercamiento amistoso loes la fuerza del amor. Si en el cuento de Vicente Blasco Ibáñez, La Pared, el móvil del acercamiento entre dos familias odiadas entre sí, por generaciones : Los Rabosa y los Casporra, es el agradecimiento por la salvación del patriarca de entre un incendio consumidor. en el caso de los Capuleto y los Montesco, el engarce fraternal se debe al amor.
Romeo fue capaz de doblegar su orgullo para buscar la armonía de dos familias alejadas por el sismo del odio. Aparentó cobardía en pos de la concordia, todo con la finalidad de construir el sostén de sus vidas. Julieta de catorce años, desafía la autoridad de su padre para evitar el derrumbe del sostén de su vida : el amor infinito a Romeo. Ambos desprecian la vida si no existe posibilidad del triunfo de su amor. Para Romeo" el cielo está donde está Julieta." Para Julieta, si no existe Romeo no existe la vida.

"Idos, pues que aquí quedarme debo.
Veneno fue su muerte prematura.
Cruel ! Beberlo todo! NO dejarme
ni amiga gota a mí para seguirle,
para poder morir y restaurarme!"

A Bécquer lo sostuvo el amor. Aún cuando creía fallecer, el amor lo fortalece :

" ay! A veces me acuerdo suspirando
de antiguo sufrir...
Amargo es el dolor; pero siquiera
padecer es vivir."

En el amor se padece, pero el mismo amor nos da la fuerza para vivir. Otras prendas podrá ofrecer la vida, pero carente de amor, ninguna de ellas bastan para vivir.

" Qué hermoso es cuando hay sueño,
dormir bien...y roncar como un sonchantre...
y comer, y engordar! Y qué desgracia
que esto solo no baste.

Tanto en Bécquer como en Romeo y Julieta, vivir era amar y el amor sostiene la vida,

"Si yo hablase lenguas humanas y angelicales
y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena
o címbalo que retiñe". (Corintio, 1.13 ).

El amor doblega el orgullo

Se sabe que Romeo era Montesco y Julieta, Capuleto; dos familias cuya aversión era ancestral. Parecía insalvable esta circunstancia tan arraigada por generaciones. Sin embargo, el amor pudo limpiar esta mácula generacional. Romeo le manifiesta a Teobaldo su simpatía y amistad por motivo de amar a su prima. Todo aquel orgullo Montesco se pone a los pies del Capuleto sometido por la fuerza del amor. A final, la tragedia elevada sobre el amor, une para siempre ambas familias y el amor ha derrotado al orgullo.

Tema del andrógino en ambos textos

Se estudia también, la peregrina relación que se da en lo más alto de la relación amorosa, en el sentimiento más profundo de esta relación, cuando los seres amados quieren convertirse el uno en el otro. "Melibeo soy decía Calixto en La Celestina." Si el destierro me convirtiera en Julieta", decía Romeo. " Daría lo que me resta de mi vida, por saber lo que de mí, a solas a hablado". Confesaba Bécquer, queriendo ser parte constitutiva de aquel ser amado. Platón decía que en el principio, el hombre era una entidad y de él se desdobló la mujer. Desde entonces el hombre procura el amor de la mujer para encontrar su parte.

domingo, 5 de febrero de 2012

El Mozambique

Este hermoso poema es de la fértil imaginación de nuestro insigne escritor, Abelardo M. Díaz Alfaro.

Porque soy negro,
tal vez nadie me canta.
Y me miran como la sombra triste del paisaje.
Soy como un pétalo negro tembloroso en el viento,
o trémula llama oscura ardiendo en el ocaso.
Aunque tengo el ala sombrosa,
soy de rancio abolengo,
un real príncipe negro,
de no sé qué Oscura Casa,
Nadie se recrea en la estilización de mi cuerpo,
en mis ojos cerúleos,
en mi ala lustrada.
Soy la síntesis de la sombra,
quién sabe si la misma sombra trocada en alas.
No sé por qué me persiguen
cuando me lanzo al surco,
y busco afanoso el rojo gusanillo
o la semilla oreada.
¿Por qué me acosan los hombres?
¿Por qué huyen de mí todos los pájaros?
He llegado a pensar desde mi guardarraya
si es que existe también entre los pájaros,
esa odiada tradición de razas.

16 de enero, de 1959

Es bueno que sepamos, que Nelson Mandela ostenta en la pared de su sala, este poema en un cuadro acristalado.

sábado, 4 de febrero de 2012

Historia de amor del gran tenista

Cuento

Federeke terminó de comer su cena con gusto y satisfacción, nunca antes sentidos. Una excelente y suculenta confección que le dejó atónito, con la cabeza estirada hacia el frente y la vista aparentemente fija, pero recorriendo minuciosamente el mapa y litoral, impreso en la atractiva etiqueta de la añeja botella de vino de Oporto, Portugal.
Hubiera permanecido en ese estado de inercia y rumiando la exquisitez, que minutos antes había saboreado, si de súbito no aparecieran las notas altas de la pieza musical Bolero, de Mourice Ravel.
Le sirvieron : "Ragout au lapin et pomme de terre" una pepitoria de conejo con papas guisadas y grandes y hermosas zanahorias. Postre: helado de guanábana -- fruta tropical-- bizcocho de naranja humedecido con cuantreu, tacita de café negro y vino añejo.
Pensó y se inquietó sobre quién o quiénes prepararon tan apreciable ofrecimiento culinario. después de escuchar, con deleite a la orquesta en su último círculo concéntrico que cerraba la genial conclusión de Bolero, depositó la tarjeta bancaria sobre la pequeña bandeja negra que le trajo el mozo. Ya toda la transacción cumplida, abandonó el lujoso restaurant.

No podía resistir la tentación de llamar a su madre. Lo hizo mientras conducía su Ferrari rojo en aquella noche de nieblas y de luces. Se dirigía al apartamiento de París. Pensaba que a su madre le costaría creerlo, pero ella le respondió : Hijo en el mundo hay todas las cosas. Me alegra que hayas encontrado quien lo prepare como yo. Algún día tenía que suceder. Madre e hijo se comunicaban en francés, esa era la costumbre desde niño.

Aquella noche no quiso ver televisor. Nada le entusiasmaba. Sólo un pensamiento ocupaba su interés : quién pudo regalar a su gusto, aquella excelsitud. Se había vestido las payamas, pero prefirió estar descalzo. Como si su ánimo fuera llevado por un impulso misterioso, se movió a una mesita junto a la chimenea donde la mucama dejaba, en los crepúsculos de otoño, unos leños de almáciga que además de difundir una sutil calidez, diseminaba una agradable aroma. De allí tomó un libro de poemas que era en realidad, lo único que ungía su espíritu. Leyó :

" Escuchar junto al fuego, que palpita y humea,
los recuerdos que se alzan lentamente
entre los carrillones que cantan en la bruma.
Fuma igual que la choza
donde se cuece la comida
para el regreso del campesino. "

(Las flores del mal, C. Baudelaire ).

Un tiempo después dormía cálidamente, reclinado en el sillón tapizado de paja. Ya avanzada la noche, lo despertó la incomodidad. Los delgados leños de almáciga se habían consumido y sólo alguna que otra hornija o astillas animaba débiles pavesas. Se lanzó a la cama. durmió profundamente. La luz del día se filtraba entre los cristales y las cortinas. Federeke tenía dos días de descanso, pero aún así, despertó con la claridad. Después de tomar la ducha y acicalarse, se vestía casualmente, de jeans blancos, polo lila y tenis de vestir. Pensaba estacionarse e ir a caminar cerca del área donde cenó la noche anterior. Del guardarropa, escogió un gorra gris del color de sus tenis, pero no llevaba impresa la característica R F que se había hecho mundialmente famosa. De la pared, de frente al lecho pendían algunos cuadros. Uno de ellos fue realizado en aquel papel telado, que Salvador Dalí, solía vender con su firma previa y, que el muy astuto, estampaba su firma al extremo inferior, obligando al pintor impostor trabajar cuadros no acostumbrados en esa   longitud por el auténtico Dalí. Aquel cuadro era Venus de Milos donde los senos fueron sustituidos por gavetas y los tiradores hacían de pezones. Así también enseñaban gavetas  en lugar de estómago y vientre. Esa impresionante obra surrealista lo adquirió cambiando un auto Jaguar obtenido como premio en torneo de tenis en Monte Carlo. Él ignoraba que la transacción en su última fase participó un ladronzuelo en pequeños museos. En el mismo tabique exhibía su presencia el autorretrato del pelirrojo Vícent Van Gogh. en medio de ambos, un cuadro más pequeño, una creación de Dalí evocando las teorías de Freud. Parodia del Ángeluz  de Francois de Millet. Donde el rastrillo hincado en la tierra, ha perdido la pala y asoma en su lugar, una semejanza de testículos rematado por el
asa-pene. La carretilla muestra, en vez de mangos, dos piernas abiertas ávidas del pene. Se colige que en el silencio y soledad de la estepa el pensamiento de ambos, no sólo es mítico sino que también es erótico. El hombre tapa con el sombrero su órgano viril que ha comenzado a inquietarse.

Ya en el Boulevard Montparnasse, se aparcó en el estacionamiento del metro. Salió a caminar, a merodear, como persona ociosa, pero pensando en pasar a desayunarse al Moulin Rouge donde cenó el atardecer anterior. Era un día claro, de un soleado hermoso. Apenas se veían nubes blancas, el espacio celeste, todo azul. Paseaba por allí, como siempre, una multitud. "La foule ", diría Edith Piaff. Los que caminaban sin detenerse, escuchando quién sabe qué música por los audífonos, iban ejercitando su cuerpo. Los que caminando se detenían a contemplar vitrinas o pintores en plena faena, paseaban por placer. Federeke andava y paseaba, ejercitaba sus piernas, pero también se entretenía. Le estuvo gracioso un padre que le mostraba los chocolates a la niña, pero el joven papá salió  relamiendo el dulzor. Una chica lo reconoció y le tomó una foto. Él la saludó con gesto de simpatía. Hacía una hora que caminaba. Aquella muchedumbre se desplazaba para diferentes sitios. Aunque la época era otoñal, el clima se ofrecía agradable, claro y de una calidez tibia. La crisis en lo referente al comercio, no se notaba, pués las tiendas estaban atiborradas o de compradores o de curiosos. Federeke miró su reloj : las 10 : 15. Decidió ir directamente al restaurante. En el interior miró hacia todo el ámbito. Divisó un ángulo que era destino para desayunos. Un tonel de añejar vino, barnizado, de suave lustro, hacía de utilidad de mesa. Otros tres barrilitos de altura menor, funcionaban como sillas. Al istante apareció el mozo. -- ¿ quiere usted, pasar al buffet? ¿Prefiere ordenar?-- Yo voy--, dijo el tenista. El mozo se disponía a asistir otra mesa, cuando Federeke le reclamó su presencia. Le habló sobre la cena que le obsesionó. Le indagó sobre quién pudo ser el "chef" interventor y si era posible conocerlo. El mozo se apartó para atender una mesa, luego se internó en la cocina. Federeke fue a buscar su desayuno. Mientras saboreaba las tostadas y el café, miraba al fondo del restaurante. Cuando hubo desayunado, vio salir de la trastienda, una joven de librea inmaculada con una boina roja de muy particular estilo. A la altura del pecho, lado izquierdo, una silueta roja de un molino. La joven oficial había aguardado que el deportista terminara, entonces se acercó a él.
--Soy la chef, ¿quería usted, decirme algo?
Pero el tenista no habló de inmediato. Le impresionó su belleza, como si observara una foto artisticamente elaborada. El no se dio cuenta del tiempo que la miraba sin hablar, sólo  ella lo percibió. luego del arrobo, Federeke iniciaba unas expresiones, pero aún con trémulo en las palabras. ---Nada, tonterías mías; pero muy significativas para mí.
-- Bien, diga--. Requirió la joven. Federeke la miró, aumentando su admiración  y su estado de encantamiento, pues su voz le apasionó tanto como su belleza.
--Mire, le voy a contar ligeramente. La joven de rostro rosado y cabellos color bronce lustrado, alzó el antebrazo izquierdo y fijó la vista en su reloj. Se dispuso a escuchar al joven, quien le suplicó que tomara asiento. --Sucede que usted me ha dado una sorpresa de las llamada perla rosada--. La joven chef no le interrumpía, sino que miraba atentamente y pensaba en las frases que el mozo le expresó en la cocina momentos ante.
"--Te quieren conocer. Alguien que ayer, bueno, le habrás puesto el corazón a marinar."
La chef alsaciana miraba a Federeke y lo escuchaba con atención, __ ... y a pesar, que lo he pedido en diferentes lugares, sólo he descubierto que la confección es distinta al artificio de mi madre.
La hermosa joven comenzó a pensar que en alguna parte había visto aquel rostro. Creyó que era actor, pero precisó su imagen en la televisión. Entonces cayó en cuenta que varias veces    lo vio en el fragor y desempeño del tenis internacional.
--¿Usted es F... ? Y pronunció su famoso nombre. Continuó expresando algunas palabras con una actitud muy considerada, luego que Federeke asintiera. -- Yo me siento muy halagada, señor, en mi profesión pongo todo el amor, como usted hace maravillosamente en la suya. Federeke la miró con dulzura y ensayaba su sonrisa amistosa, tras la cual se encuba una idea, una cavilación. ¿Cómo se podrá tener la amistad de este ángel? Pensó.
La chef alsaciana miró su "montre " extendió su delicada mano y, le dio las gracias por su amabilidad.

Después cuando Federeke estuvo en la calle, fue hasta un árbol de naranjas agrias que acostumbraba visitar. Frente al naranjero, a penas percibía la barahúnda de automóviles, buses, camiones, una grúa y obreros en una calle lateral, además de la algarabía de la multitud. El árbol de naranjas era como un amigo pobre para él. Siempre lucía con las hojas empolvadas, un tanto amarillentas en apariencia de inanición. Al pié del tronco sobre la escasa tierra que le rodeaba, unos montículos de escreta canina, dádiva de su rácano alimento cotidiano. Había puesto la mano izquierda sobre el tallo, pero sólo pensaba en aquella mujer vestida de blanco con el logo rojo de un molino a la altura de su corazón. Vio su imagen en el pensamiento cuando se retiraba de la mesa y se encaminaba a la cocina del restaurant. Le recordó a la mujer ideal que Bécquer imaginó en su poema: "Yo soy un sueño, un imposible..." Lo dejó catatónico por un tiempo.
El árbol sacudió sus ramas y agitó las hojas produciendo un suave aire otoñal. Parecía haber guardado un poco de relente que asperjó la frente del tenista.

Por la noche en su habitación, junto a los leños de almácigo en lumbre aromática, se acomodó a leer como era habitual buscando las telarañas del sueño en los ojos. Tomó el libro, Vida perdida, de Ernesto Cardenal y lo abrió a la azar en la página 290. Curiosamente decía : " El verdadero gourmet no es el que sólo gusta de comidas complicadas, sino el que también puede apreciar la delicia del alimento simple, sencillo,
puro, como la mazorca de maíz la papa cocida, el arroz o el pan solo. "
Aquel texto lo envió a la cama con el descubrimiento del tesoro de la sencillez culinaria.

Entonces soñó. Vio a la chef alsaciana acercarse a él como si hubiesen llevado una amistad de meses. No portaba atuendo oficial, sino tejanos azules casuales y una polo blanca que exhibía el diseño de una raqueta de tenis clásica en la espalda. Al frente, sobre el seno izquierdo una bola de tenis.
En la conversación le cnfesaba sus preferencias en la cocina casera. Admitía una sencillez doméstica : emparedado de jamonilla, tomate y cebolla, también sopas de vegetales frescos, a veces, tortilla española.
Estuvirron de visita al "Mussée Le Loubre " Cuando contemplaban la Gioconda, Federeke se sorprendió al notar que el rostro de Mona Lisa era la hermosa cara de la chef de Molino Rojo. La sonrisa era la enigmática sonrisa de la joven alsaciana.

Luego se vieron contemplando las aguas álgidas del Sena. Descubrieron una rosa roja que se deslizaba sobre la corriente. Entre los pétalos, un burbujeo de abejas doradas que no abandonaban la flor, pues iba con ellas la reina.

viernes, 3 de febrero de 2012

Hojas desvanecidas

Poema

Una hoja cargada por el viento,
intervenida por la energía de la tierra.
Busca un camino, un patio,
un tejado, un arroyo.
Las ondas del aire
la bambolea.
Tocará su albur
para escombrar un silencio
al acorde de la música
de los pájaros.

jueves, 2 de febrero de 2012

La hierba y la flor

No existe nada más veloz  que el pensamiento. Este ejercicio mental es el vehículo del espíritu. A través del pensamiento, el espíritu establece su plan de vuelo.


"Somos los únicos en este planeta y del universo conocido, capaces de burlar las naturales limitaciones de nuestra condición que nos condena a tener una sola vida, un solo destino una sola circunstancia".( M. Vargas Llosa).

Ocurrió en la apacible tarde de marzo. Bolo se suspendía en la hamaca sujeta de dos robles rosados. Dormía. Cuando la brisa sacudía, sobre él se precipitaba un aluvión de copos de flores encarnadas. Aunque la tarde aparentaba una desidia somnolente y, los ronquidos marcaban el compás al silencio, Bolo emprendió un viaje. Se encontraba en medio de una multitud enardecida de alegría por la faena taurina de la tarde.
Le costó mucho esfuerzo alcanzar aquel estado de conciencia, donde su persona se desprende de su entidad y vuela en su pensamiento, logrando trasladar su espíritu a lugares lejanos.

Bolo percibía intenso olor a cigarros cubanos, pues una concurrencia excitada echaba al aire bocanadas de humo. El ambiente despedía tufo a sudores emanente de aquella masa alegre y conversadora. Se sentía aroma a rosas que estaban prendidas en el cabello de las mujeres, con la presencia de otros perfumes que escapaban sutilmente al aire.

El torero se desempeñaba frente a las astas del bóvido con soltura, gracia y valentía. Aquellos cuernos tan agudos y cortantes como la espada que ocultaba tras el paño rojo que sostenía una de sus manos, casi rozaban su vientre en cada envestida. El público expulsaba los "olé" como vuelcos de olas de sonidos. Los turistas franceses que presenciaban la corrida, al escuchar la interjección: (olé ), entendían agua y leche (eau )
[ o ], (lait ) [ le ]. Seguidamente se emprendía la música de pasodobles indicativo de elogio a la grandeza del torero.

El arte de la fiesta taurina consiste en conformar la estética y la audacia. Esta gracia y valentía, basado en rasgos   y ademanes de la gimnasia : para los puertorriqueños como Bolo, que ahora duerme suspendido en una hamaca y que al mismo tiempo, está aquí en España en una naturaleza de hombre ubicuo, este deporte artístico entraña una característica de crueldad porque la catarsis de la faena es la muerte del bovino.

Dos argumentos o impresiones se esgrimen frente a estas actitudes encontradas: el realismo crudo, directo y desenvuelto de españoles y el sentimentalismo y piedad del puertorriqueño.
Antonio S. Pedreira señalaba que frente al momento de expeler los ímpetus de una angustia colectiva y ancestral, el español se enfrenta a la posibilidad de la pérdida de su vida cara al toro, pero el boricua descarga su coraje lanzando dos gallos de lidia y él se pone a gritar.

Bolo se fijaba en el atuendo del diestro, porque fulgía como si estuviera cubierto de lentejuelas. Chispeaba de luces el traje taurino como ascuas de oro con el brillo de sus alamares. Los botones dorados lanzaban banderillas de luces en la tarde de insolación. En un pase con salero, la muleta granate arropó las astas y se deslizaba sobre el lomo del toro, flotando como una nube del poniente teñida de grana y púrpura. El torero toca con su mano la cabeza del animal de belfos espumosos. éste de apariencia sumisa, se detiene y espera. El diestro da la la espalda y camina erguido y altivo sobre la caliente arena del redondel. Se escuchan los ardientes aplausos, el estruendo de las voces entusiastas. Seguidamente irrumpe la música de la banda que exalta los corazones y llena de notas cadenciosas y agradables la galante plaza. En este instante en que desde la manpara taurina le extienden la espada y capote al matador. la hoja de acero se torna en un solo haz deslumbrante. Se enerva la conciencia de Bolo. Las imágenes pierden esplendor, se opacan. La conciencia pugna por la preferencia de la estadía, pero continúa la degradación de los matices sobre los objetos, la plaza oscurece, se destiñe. Las figuras se refractan. Cuando sentía inminencia en su partida y, el pensamiento debilitaba, percibe una fragancia fresca de delicado perfume a rosas y escucha el roce de la seda con que estaba tocada la hermosa mujer tras las barandillas. Entonces se potencia su existencia subitáneamente,  como birlibirloque se representa toda la plaza con la multitud delirante, con los detalles que la enriquecen.

Entonces descubre a aquella mujer fumando un cigarrillo engarzado en boquilla de plata. Parecía un modelo del pintor cordobés, Julio Romero de Torres. Al llevarse el pitillo a sus labios resplandecen las cultivadas uñas esmaltadas. La reconoció poque otras veces la encontraba en medio de multitud. Su presencia aliviaba su confusión e incertidumbre. En aquel momento sacaban el torero en hombros por el andén principal para recorrer el poblado en medio de vítores.
El toro yacía en las arenas florecido de banderillas a colores sobre el negro cuerpo como una corona mortuoria para su despedida.

Mientras tanto, la gente iba abandonando los palcos y graderíos. Desde afuera se oían las ovaciones y redobles de tambores y una música castiza con visos arabescos.

La hermosa mujer se echaba aire con un abanico cordobés de cromáticas imágenes. Su mirada sensual de ojos aceitunados, el cabello negro, lacio, recogido en moño con peineta en la curvatura de su venusta cabeza. Cerca de su oreja derecha sujetas por su cabello asomaban primorosamente, dos rosas : una roja y otra blanca lilial. Bolo la miraba con intensa visión, enviándole señas de simpatía y agrado. Pero ella no daba constancia de haberlo visto. Ajustó el chal de delicados bordados y se dispuso a abandonar el lugar del espectáculo. Llevaba en sus manos el negro tocado del torero.

Bolo notó , que aún cuando todos los espectadores se ausentaron, él quedaba en medio de la desolada plaza, pero no precisaba en qué lugar. Sólo vio un hombre con boina que comenzaba a alisar las arenas con un viejo rastrillo.

La soledad, el silencio y la extensión se destacaban en aquella hora de las primeras penumbras del avanzado atardecer.
.

La Boda de la abuela Margarita

Poema

Era de mañana en un campo lejano,
cuando la ayudaban a subir
en ancas del caballo.
Margarita estaba fresca y alba.
Del frasco oloroso,
se asperjó con efluvios
y la fragancia a rosas,
encendía su nupcial ilusión.
Frente a quella casa                             
de maderas trabajadas
al bruto, con sierra manual,
comenzaba el camino.
Era tortuoso coronado
de cafetos y guabas.
Iba ataviada de blanco,
con sencilla tela de algodón.
De diminutas flores amarillas.
Pero el atuendo de novia
exigía algunos detalles,
allá en una residencia del pueblo.
Cuando ya no se veían
ni la casa ni se oía
la algazara de tono melancólico,
Margarita retuvo la imagen
de aquel débil brazo,
que agitaba al aire,
la mano que impartía
ternura en su espíritu.
Sólo su recio padre,
también vestido de blanco.
tiraba de las bridas de la jaca.
En el silencio del camino
y el sentimiento del albur,
se oían la oropéndula
y la calandria y se descubría
unas lágrima en sus ojos.
y la

Matin rubeniana

"El alba aún no aparece en su gloria de oro". ( Rubén Darío).

La aurora blanca
sin oro.
Tiende sábanas azules
sobre las guedejas
de los montes.
Las estrellas cambian luces.
otras se alejan.
El viento de las penumbras
aún helado.
Deja su sentido álgido
sobre los animales de la dehesa.
El bronce del campanario
se unge de rocío.
"En tanto suena la música pitagórica".
Las flautas alígeras
ensayan notas concertistas.
Mientras van llegando,
de las grises montañas,
las aguas al estuario.
Ya se aproxima
el oro y la plata.

La intuición y el mundo fenomenal

Reflexión


¿Puede un hecho quedar en el campo de la intuición, después de realizado, sin llegar a convertirse en fenómeno?

La creación del automóvil, después de la idea, pasa al diseño, que es cierta naturaleza de fenómeno. Entonces, mediante el proceso de la construcción, resulta de facto en el fenómeno automóvil.

Pero en la interpretación de un número musical, donde el artista pasa al escenario y ejecuta la pieza, al quedar realizado su acto artístico, no resulta fenómeno alguno, sino que la experiencia ha quedado en la intuición, tanto en el director de la orquesta, como en el público que la presenció y el cantante intérprete. Si la actividad no fuere grabada.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Los Pueblos mueren

Poema


El pueblo que me vio criar, desapareció.
Se fueron los caminos;
aquellos caminos!
Con ellos los sectores.
También volaron los nombres:
Barrancos, Borinquen, Punta Brava,
La Sabana; El Múcaro, El  Azul.
Pasaron a la inexistencia
las casas de aquellas gentes.
Unas a orillas de escalinatas,
otras alfombradas
por la soleada carretera.
La arquitectura de las nobles
edificaciones, las enajenaron
a escombro y olvido.
Otros diseños de madera,
que ofrecían delicadeza,
un birlibirloque las esfumó.
Se extinguió el olor
del sabroso cigarro de Marcelo.
También las tintineantes
tijeras de Juan Nieves.
(Parecía más un médico,
que a un barbero).
Los tiernos martillazos
bajo las pesuñas de los caballos,
acometidos por Chucho Jiménez.
Con los clavos apretados
entre sus labios.
Chucho, los hincaba
con destreza
en los cascos de las bestias.
Se apagaron con los soles
de la época.
Los juegos en las calles.
El tráfico despiadado,
volteó la hoja de la lámina.
En la memoria, aún quedan
las canicas,las camándulas
y los rojos y grises matos,

Propuesta cómica

El más grande comediante vivo, con que cuenta Puerto Rico, es Luis Antonio Rivera (Yoyo Boing). Este cómico depurado, está a la altura del gracioso actor Mr. Bean, de Inglaterra. Cuando Mr. Bean comenzaba a asombrar al mundo, con sus actos investido de una selecta estrategia, que pulsaba la hilaridad, Yoyo ensayaba en teatro y televisión, con soltura y habilidad histriónica, escenas que el actor británico, traería al cine más tarde. Me dicen que los ingleses son excepcionales espías. Que de Puerto Rico han substraído el Robison Crusoe,  con material que estaba contenido siglos de antelación en la obra los Infortunios de Alonso Ramírez, escrito por Carlos de Sigúenza y Góngora. También, otros extractos que figuran en el relato de El Periquillo Sarniento de J. J. Fernández de Lizardi. ( Luis Alberto Sánchez, Proceso y contenido de la novela hispanoamericana, Ed., Gredos, Págs. 102-- 104, Madrid, 1953)

El pueblo de Puerto Rico, no debería de prescindir de disfrutar de una trascendental, película protagonizada po Yoyo. Que el argumento del guión haya sido altamente competitivo y sostenible, a toda prueba, de risas y comicidad con capacidad explosiva. Un  guión de esta naturaleza, para una excelente película, sólo podría ser escrita por las tres mentalidades cimeras en nuestro país, con dominio probado y absoluto en el mundo de la comedia. Nos referimos a Luis Rafael Sánchez, Shorty Castro y Silverio Pérez.

La inversión que los empresarios visionarios pongan a disposición, estaría garantizada por el desempeño de los grandes talentos, tanto de actores como de escritores. Sólo habría que pagar con buena plata, esta realización cineasta.
Puerto Rico pasaría a ofrecer al orbe internacional, una película en la dimensión de la risa,  que vendría a impulsar el turismo y a fortalecer la geografía de una gestión mundial de embajada. Traería el impacto de una alegría que piden a voces nuestros corazones.