viernes, 24 de enero de 2014

Don Quijote nunca salió de su cama

Acostumbraba madrugar : no dormía y le asaltaban fantasías estimuladas por intensas lecturas. atisbó las posibilidades de sueños en vigilia y esto le preocupó: por eso tenía
" otros mayores y continuos pensamientos".

En ocasiones, estando despierto : " Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo ".

" Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría". Durante este esfuerzo prolongado, don Quijote vio un sueño al cabo de los cuatro días en su " memoria e imaginación ". En su cerebro se proyectó la visión esplendorosa de un caballo hermoso, fuerte, altivo. Al compararlo con el suyo escuálido y famélico, pensó que aquella visión de caballo hermoso era, al punto, el pasado del suyo.

Después volvió a esforzarse en perseguir otro sueño : " en ese pensamiento duró ocho días " al cabo de los cuales vio proyectarse, en su mente, paisaje de su región de la Mancha." El campo de Montiel [ en la Mancha ] un área reverberante e ilimitada, donde se hallan todas las cosas del mundo como en un ejemplo ". ( Meditaciones del Quijote, Ortega ).

No se trastornó don Quijote por las muchas lecturas, sino por los muchos sueños. De aquí que le era fácil verse venciendo a un gigante; porque en los sueños sólo de pensar un hecho la mente lo hace posible. En realidad don Quijote no salió nunca de su lecho; todas sus aventuras no pasaron más allá del cálido entorno de su cama. ( 1 ).

Cada uno de los 126 títulos de capítulos de la novela en su integridad de ambas partes, son una obnubilación. A cada uno le cubre una redecilla de mágico enlace que esconde esenciales y fundamentales acontecimientos. Ningunos de ellos dice nada de lo que acontece en el transcurso del mismo. Sólo declaran vaguedades, veamos, por ejemplo, este título: " Que trata de lo que verá el que lo leyere, o oirá el que lo escuchare leer "
( Cap. 66, II parte ). Esto es así, porque cada uno de ellos da inicio a una experiencia onírica, incierta y voluble como los sueños.

Aún en los momentos que impactan por circunstancias de realismo crudo, como cuando una avalancha de gentes y de toros bravos arroyan a don Quijote y a Sancho, al paso atolondrado y precipitante de aquellas masas de toneladas que pasan por encima de ellos como sobre un tapiz; al final, todo resulta una sutileza de humo, de somnolencia, de ingravidez, de " espíritus desalentados llevados de sus imaginaciones ". Don Quijote con su cuerpo asendereado, pero estático en un aura vano como quien oye y ve a Sancho desde lejanías. Entonces lo vemos enfrentar el azote del polvo de la derrota de parte de entidades que no alcanzaron la elevación de su espíritu, sufre, reflexiona y divaga en las aguas del sueño.

El ardor del sueño general de sus peripecias fue estimulado por la singular postura, de meterse en la cama vestido con la indumentaria destartalada de antiguo caballero. Por eso en su primera salida nadie lo vio. Era de mañana, pero no muy temprano. Nos confirma Cervantes cuando alude a la alta temperatura del mes de julio, es decir, ya el sol comenzaba a ejercer sus estragos. Aquella comarca era de campesinos labriegos madrugadores. Nadie lo vio a pesar de los agricultores que se disponían a las labores bucólicas, y a pesar de la extravagancia de su atuendo. La puerta falsa del corral es la entrada al sueño, al mundo de la fantasía. La salida al campo es la representación de la proyección del sueño. Los vocablos ver y vio atribuidos a sí mismo es porque en el sueño  su persona se siente partícipe de los hechos. La frase o expresión "grandísimo contento y alborozo de ver con tanta facilidad había dado principio a su buen deseo " deja sentada la experimentación del sueño, porque de otro modo, hubiera sido difícil montar a su caballo quejumbroso, con la vestimenta metálica tan desacostumbrada. En el primer sueño don Quijote no se traza un camino, sino que la visión del sueño lo lleva a su antojo -- " y prosiguió su camino sin llevar otro que aquel que su caballo quería ".

En ese su primer sueño, estuvo don Quijote, atacado por la ansiedad, pues siendo en sueño y no en aspecto real, se preocupó temerosamente de no encontrar asilo para su cansancio y aplacamiento para su hambre. En los sueños se suele desesperar cuando la acción no ocurre con la premura que uno exige.
Está claro que no había edificación alguna por el contorno, cuando aparece la imagen encendida de la venta. En la sutileza del sueño la venta se representa en un punto de lumbre que recuerda la estrella aparecida a los magos en el desierto, porque sirve la luz de la venta, de guía al perdido.
Por otro lado, sabemos que don Quijote era oriundo del " conocido campo de Montiel " por donde se describe que comenzó su partida. Así que siendo realidad su salida, y estando en predios tan cercanos a su residencia y por tanto conocidos por él, era innecesaria su preocupación por no encontrar albergue.

Pero fijémonos en cómo ocurre su experiencia en la venta. La arbitrariedad y la versatilidad son elementos constitutivos de los sueños. En ellos las cosas pueden exhibir unas geometría cambiantes en su mismo momento. La venta que es el hilo umbilical con el mundo previamente conocido del ámbito de realidad, se distorsiona transformada con todas propiedades, inherente en castillo, las prostitutas en gentiles mujeres pundorosas, etc. Es claramente el efecto de un sueño.

José Ortega y Gasset dice que soñar es otra forma de continuar la vida : " Mientras duerme sigue viviendo, el hombre, en esa extrañísima misteriosa forma de vida que es soñar ". ( 2 ).

En el cap. IV don Quijote resulta molido a palos después de una aparatosa caída de Rocinante. No por efecto de una declinación en el camino, sino en nuestra teoría, como consecuencia de una caída de su cama mientras dormía y soñaba. La naturaleza de la paliza-- según soñaba-- fue tan violenta y ceñuda, que siendo real en la narración, forzaría al escritor a tomar la salvedad técnica de unos resultados comparables, cónsonos los efectos con la causa. Dice allí que el enjuto hidalgo recibió " la respuesta en las costillas ". Según la narración, se le atacó en primeros golpes con un pedazo de lanza y
" lo molió como cibera ". Además : ... " acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre el miserable caído " De modo que los efectos de esta paliza tendrían que ser : costillas quebradas, abrasiones diversas, hematomas múltiples, posiblemente fracturas en algunas de las extremidades y otras laceraciones.
Sin embargo, allí se señala, que "Levándole luego a la cama y catándole las feridas, no le  hallaron ninguna". ( 4 ) Cuando don Quijote declara que su molimiento es producto de haber peleado con diez jayanes, el cura expresa en forma de interrogación e interpretando con atino para sus adentros -- " ¿ Jayanes hay en la danza ?" En otras palabras,
¿ Hombres tan elevados y fuertes en las sacudidas del sueño en la cama ? Recordemos que además de baile y de cierta música, danza quiere significar riña, enredo, es decir, jaleo, sacudidas. Don Quijote cayóse de la cama mientras soñaba. Las camas, para esa época, siglo 17, eran altas, bastante elevadas del piso. ( 5 ) Don Quijote cayó con el estruendo de su ropa de armería, quedó en posición incómoda sobre la lanza bajo sus costillas y adolorido por la fuerza del cuerpo en precipitación. No despertó hasta la madrugada y así le encontraron, adolorido su cuerpo por la consecuencia de la caída.

José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote, tópico El héroe, pág. 186, señala :
" Serán las aventuras vahos de un cerebro en fermentación, pero la voluntad de las aventuras es real y verdadera". O sea, que el proceso y desarrollo del argumento, está siendo soñado, pero la iniciativa y el deseo para acometer las aventuras ya se habían incubado en su voluntad en el ámbito cotidiano.

Sancho y don Quijote son uno mismo
La aparición de Sancho

" Quedóse otra vez dormido " " De allí a dos días se levantó don Quijote " Estuvo quince días en casa muy sosegado " Interpretamos la observación -- " se levantó--" como significando comenzó a soñar. En este su segundo sueño se percata de la desaparición de la biblioteca que ha sido justificada por la visita de un encantador : Frestón. Durante esos quince días la composición del sueño es sucesiva. en esa visión soñada aparece Sancho, que en realidad, no es otro elemento que sus momentos de lucidez. (6) *



A mi mujer en su juventud

Realmente no son los ojos,
que brillan y sueltan reflejos esplendorosos,
sino tu mirada llena de sentimientos hermosos,
que borran los enojos.

No son ellos los que convidan al amor,
son tus labios que escapan una linda sonrisa,
aún estando escuchando misa
y suspirando en silencio, la angustia y el primor.